Miguel Hidalgo y Costilla
1753-1811
Miguel Hidalgo y Costilla
Nació en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato,
el 8 de mayo de 1753.
Fue enviado a Valladolid (hoy Morelia) a estudiar
al Colegio de San Nicolás Obispo, del cual llegó a ser catedrático
de teología, filosofía y moral y finalmente, rector. En 1792
se ordenó como sacerdote, ejerciendo su ministerio en el Curato de
Dolores, después de haberlo hecho en varios otros curatos. De ideas
liberales, se unió al grupo de patriotas que en el año de
1810 conspiraban en Querétaro a favor de la independencia de México.
El movimiento armado debería iniciarse en el mes de octubre de ese
mismo año, pero descubierta la conspiración y detenidos varios
de los complicados, Hidalgo, en unión de Aldama, Allende, Abasolo
y otros, en atención a un aviso que, con riesgo de su vida les fue
enviado por la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez
decidió efectuar el levantamiento en el acto, y así, al amanecer
del 16 de septiembre de 1810, los vecinos del pueblo de Dolores, alfareros,
carpinteros, herreros y campesinos, acudieron al llamado del padre Miguel
Hidalgo y Costilla para iniciar la lucha por la independencia.
En poco menos de dos semanas, el ejército
insurgente obtuvo una serie de rápidos y fáciles triunfos.
De Dolores pasaron a Atotonilco, San Miguel el Grande (hoy Allende), Chamucuero,
Celaya (en este lugar se le dio a Miguel Hidalgo el grado de capitán
general y a Ignacio Allende el de teniente general), Salamanca, Irapuato
y Silao, hasta llegar a Guanajuato.
Ante la proximidad del ejército insurgente,
los españoles, junto con sus familias y sus caudales, se refugiaron
en la "Alhóndiga de Granaditas", en la ciudad de Guanajuato.
El 28 de septiembre, después de una sangrienta lucha en la que la
multitud enfurecida aniquiló a sus defensores, fue tomada al fin
la fortaleza. De Guanajuato, don Miguel Hidalgo se dirigió a Valladolid,
ciudad que fue tomada por los insurgentes el 17 de octubre de 1810, sin
que sus defensores opusieran resistencia. En ese lugar permaneció
varios días organizando su tropa para salir a tomar la capital del
virreinato: la ciudad de México.
En el Monte de las Cruces, a las afueras de México,
obtuvo Hidalgo una formidable victoria el 30 de agosto, derrotando a Trujillo
(Coronel Realista), victoria que desaprovechó lamentablemente, pues
en lugar de lanzar sus tropas sobre la ciudad de México para apoderarse
de ella, aprovechando el desconcierto que su victoria había ocasionado
en las filas españolas, ordenó la retirada de sus tropas hacia
Ixtlahuaca, por el camino de Toluca. En Puente de Calderón, cerca
de Guadalajara, se enfrentaron insurgentes y realistas, estos últimos
al mando del general Félix Calleja, en una batalla, que resultó
ser desastrosa para Hidalgo y su gente, obligándolo a replegarse
hacia el norte.
El 21 de mayo de 1811, al llegar a Acatita de Baján,
Hidalgo, Allende y 27 compañeros más, fueron víctimas
de una traidora emboscada que les tendió Ignacio Elizondo y fueron
hechos prisioneros. Conducidos a Chihuahua, Allende, Aldama y Jiménez
fueron fusilados el 16 de junio de 1811 y un mes después, el 30 de
julio de ese mismo año, Hidalgo fue fusilado también.
El gobierno virreinal estaba convencido de que con
la muerte de los caudillos, fusilados en Chihuahua, acabaría el movimiento
insurgente. Pero no fue así.
Ignacio López Rayón, quien se había
quedado en Saltillo, realizó la proeza de escapar del enemigo y marchar
desde esa ciudad hasta la provincia de Michoacán, donde podían
contar él y su tropa con la ayuda del pueblo. Y, para desgracia de
los realistas, en las montañas del sur ya estaban luchando el genio
militar José María Morelos, apoyando en sus campañas
victoriosas por los Galeana, los Bravos, Mariano Matamoros y otros muchos.
Para 1821, el ideal por el que había luchado
Miguel Hidalgo y Costilla y tantos otros mexicanos a lo largo de once años,
al fin se había logrado: la patria era libre e independiente.
Fuente: Instituto Nacional de Solidaridad, Microbiografías,
Personajes en la historia de México.
Miguel Hidalgo y Costilla, México, 1993.
José María Morelos
(José María Morelos y Pavón; Valladolid, actual
Morelia, 1765 - San Cristóbal Ecatepec, 1815) Religioso, político y
militar mexicano, caudillo de la independencia de México. Asumió el
liderazgo del movimiento independentista tras la muerte en 1811 del cura
Hidalgo (a cuya causa se había unido en 1810) y logró importantes
victorias en el sur. Trató además de dar forma política a sus ideales de
justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo (1813), que
formuló la declaración de independencia, otorgó a Morelos un amplio
poder ejecutivo y puso las bases para una Constitución liberal y
democrática que sería aprobada en 1814.
José María
Morelos era hijo de Manuel Morelos, carpintero de ascendencia india y de
Juana María Pérez Pavón, criolla, cuyo padre había sido maestro de
escuela en la ciudad. Durante catorce años, además de las primeras
letras que le enseñó su madre, sólo se sabe que ayudó en lo que pudo
para el sostenimiento de la familia.
La
muerte del padre en 1779 significó un importante cambio. Confiado a la
custodia de su tío Felipe Morelos, se trasladó a una hacienda cerca de
Apatzingán (Michoacán) y se dedicó primero a la labranza y, poco
después, a conducir como arriero una recua de mulas que su tío empleaba
para transportar los ricos cargamentos de mercancías entre el puerto de
Acapulco, terminal de los galeones de Manila, y la ciudad de México.
Esta actividad le proporcionó unos ingresos regular, que el joven
Morelos invertía en comprar mulas y sostener a su madre y hermana.
Así
vivió hasta cumplir los 25 años; en 1790, ante la insistencia de su
madre, que deseaba su ingreso en la carrera eclesiástica con la ilusión
de que accediese a una capellanía o beneficio dejado por su bisabuelo
materno, se separó de su tío Felipe y regresó a Valladolid para ingresar
en el colegio de San Nicolás. Allí tuvo ocasión de conocer al rector
Miguel Hidalgo y Costilla, con el que coincidió durante dos años.
Estudió gramática y latín y dos años más tarde amplió estos estudios en
el Seminario Tridentino de la misma ciudad, recibiendo instrucción en
retórica y filosofía. El 28 de abril de 1795 recibió el título de
bachiller de artes en la ciudad de México.
Poco
después solicitó de la jerarquía eclesiástica de Valladolid que se le
confiriesen la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el
subdiaconato, lo que consiguió a finales de ese mismo año. En abril de
1796 aceptó una oferta del cura de Uruapan para enseñar gramática y
retórica a los niños del lugar, tras recibir la licencia
correspondiente. Tras algunos años de ejercicio, el 20 de diciembre de
1797, cumplidos los 32 años de edad, fue promovido al sacerdocio,
otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar
en Uruapan y curatos vecinos.
Se iniciaba así una
larga carrera sacerdotal que le llevó a ejercer de cura párroco, primero
en un marginado distrito de Churumuco, etapa durante la cual falleció
su madre en Pátzcuaro. Morelos permaneció en Churumuco durante poco más
de un año, hasta que en marzo de 1799 se le transfirió a la parroquia de
Carácuaro, a unos 50 kilómetros de distancia, tan pobre como la
anterior pero mucho más poblada. En Carácuaro vivió Morelos toda una
década, administrando la parroquia y viviendo de las aportaciones de sus
feligreses, que se resistían por todos los medios al pago de los
impuestos eclesiales.
Durante este periodo mantuvo y
mejoró un negocio de ganado que había iniciado en la época de arriero,
administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa
familiar (actualmente Casa de Morelos en la ciudad de Morelia) y tuvo
dos hijos ilegítimos. Más tarde, durante el periodo revolucionario, tuvo
dos hijos más. En 1807 compró en Valladolid una casa a la que aumentó
otro piso en 1809, sin que se tenga la menor certeza de que le llegara
noticia alguna de que se estaba preparando una revolución. Bien es
cierto que los historiadores señalan la creciente insatisfacción y en
todo caso la frustración de Morelos, acumulada a lo largo de muchos años
de cura parroquial.
En octubre de 1810, conocedor del levantamiento de Miguel Hidalgo,
que había sido su rector en San Nicolás, decidió visitarle y hablar con
él. Al parecer, su intención era la de ofrecerse como capellán, pero
una vez llevado a cabo este encuentro el 20 de octubre, Hidalgo lo
convenció de que aceptara una misión más importante: marchar a la costa
del sur, reunir tropas y tomar el puerto de Acapulco, que Morelos
conocía muy bien. El 25 de octubre, acompañado de una veintena de
voluntarios mal armados, Morelos partió de Cuarácaro hacia las tierras
calientes del sur, en calidad de lugarteniente de Hidalgo.
La
actividad insurgente de Morelos duró cinco años, a lo largo de los
cuales fue capaz de desarrollar cuatro campañas militares, además de una
obra política, doctrinal y administrativa en la que se recoge un
pensamiento avanzado, innovador y cargado de sentido popular y social.
Se le reconoce un incipiente genio de estratega militar, despiadado y
cruel en algunas ocasiones, y capaz de enfrentarse y doblegar en varias
ocasiones a los ejércitos realistas superiores en número, bajo el mando
del temible Félix María Calleja.
Vicente Guerrero
(Vicente Ramón Guerrero Saldaña; Tixtla, actual
Guerrero, 1782 - Cuilapan, 1831) Militar y político mexicano. Entre los
valerosos patriotas que se adhirieron al levantamiento independentista
del cura Hidalgo (1810), la figura de Vicente Guerrero sobresale tanto
por su firme lealtad y compromiso como por su incansable tenacidad:
cuando José María Morelos fue capturado y ejecutado en 1815, Guerrero le
sucedió como líder del movimiento y continuó luchando por una causa que
ya todo el mundo daba por perdida.
Procedente de una familia de campesinos y arrieros de
origen mestizo, Vicente Guerrero trabajó desde su juventud como arriero,
labor que lo llevaría a recorrer continuamente su región natal. Allí se
hallaba cuando, el 16 de septiembre de 1810, se inició el levantamiento
independentista del cura Miguel Hidalgo.
Un mes después, el cura Hidalgo encargó a José María Morelos llevar la
insurrección al sur del país. A lo largo de la primera campaña de
Morelos en el sur de México, que se prolongó hasta agosto de 1811,
fueron muchos los que se unieron a él; entre ellos se hallaba Hermenegildo Galeana,
que había sido enviado por José María Morelos para tomar Taxco, y que
convenció a Vicente Guerrero para que se sumara al movimiento
independentista.
Morelos reconoció los méritos de Guerrero y le
otorgó el grado de capitán, ordenándole instruirse en el manejo de las
armas, la fabricación de pólvora y las estrategias de guerra. Cuando el
cura Hidalgo fue detenido y ejecutado en julio de 1811, el liderazgo de
la revuelta pasó a manos de Ignacio López Rayón y José María Morelos.
Siempre al servicio de Morelos, en 1812 tomó parte en la conquista de
Oaxaca, y de nuevo por su demostración continua de valor fue ascendido a
teniente coronel.
La decidida resistencia de Guerrero y
circunstancias históricas favorables motivaron que en 1821 se sumase al
movimiento independentista Agustín de Iturbide, antiguo realista que,
con el apoyo de Guerrero, lanzó el programa político conocido como Plan
de Iguala, reunió un victorioso ejército y dio finalmente la
independencia a México. Fiel a su ideario liberal y republicano,
Guerrero rechazó la posterior coronación de Iturbide como emperador y,
tras su caída en 1823, apoyó al primer presidente de la nueva república,
Guadalupe Victoria, al que sucedió en 1829.
La abolición de la esclavitud fue lo más
destacado de un mandato que, desgraciadamente, apenas duró nueve meses.
Le esperaba el triste destino que padecieron otros próceres de la
independencia en aquellos años convulsos: víctima de las intrigas de
Santa Anna y de su propio vicepresidente, Vicente Guerrero fue derrocado
aquel mismo año y mezquinamente traicionado cuando intentaba recuperar
el poder.
Procedente de una familia de campesinos y
arrieros de origen mestizo, Vicente Guerrero trabajó desde su juventud
como arriero, labor que lo llevaría a recorrer continuamente su región
natal. Allí se hallaba cuando, el 16 de septiembre de 1810, se inició el
levantamiento independentista del cura Miguel Hidalgo.
Un mes después, el cura Hidalgo encargó a José María Morelos llevar la
insurrección al sur del país. A lo largo de la primera campaña de
Morelos en el sur de México, que se prolongó hasta agosto de 1811,
fueron muchos los que se unieron a él; entre ellos se hallaba Hermenegildo Galeana,
que había sido enviado por José María Morelos para tomar Taxco, y que
convenció a Vicente Guerrero para que se sumara al movimiento
independentista.
Morelos reconoció los méritos de Guerrero y le
otorgó el grado de capitán, ordenándole instruirse en el manejo de las
armas, la fabricación de pólvora y las estrategias de guerra. Cuando el
cura Hidalgo fue detenido y ejecutado en julio de 1811, el liderazgo de
la revuelta pasó a manos de Ignacio López Rayón y José María Morelos.
Siempre al servicio de Morelos, en 1812 tomó parte en la conquista de
Oaxaca, y de nuevo por su demostración continua de valor fue ascendido a
teniente coronel.
Comisionado por Morelos para que reforzara la
zona costera del sur, Vicente Guerrero conquistó Puerto Escondido y
Santa Cruz de Huatulco y participó en la toma de Acapulco. En 1814,
Guerrero y su ejército escoltaron a los miembros del Congreso a
Tlacotepec para darles seguridad, y después fue enviado a la mixteca
como apoyo a las fuerzas insurgentes de Juan N. Rosáins y Ramón Sesma.
Su táctica consistía en ataques sorpresivos y rápidos, lo cual le dio
gran fama por su efectividad.
En 1815, tras la aprehensión y fusilamiento de
Morelos, Guerrero se replegó a la sierra del Sur. Al relevar a Morelos
en el liderazgo de la causa emancipadora, Guerrero se convirtió en la
última cabeza visible de un levantamiento que parecía ya definitivamente
sofocado: los jefes insurgentes Rosáins y Sesma aceptaron el indulto
del gobierno; las tropas realistas controlaban ya casi todo el
territorio mexicano. El virrey español Juan Ruiz de Apodaca intentó
coaccionar a Guerrero, valiéndose de su padre, para que también él
aceptara el indulto, pero se negó. En 1818 Guerrero, reconocido como
general en jefe del ejército del Sur, mantenía contacto con Pedro
Ascencio, en la zona de Iguala y Taxco.
Josefa Ortiz de Domínguez
(Valladolid, hoy Morelia, México, 1768 - Ciudad
de México, 1829) Patriota mexicana y heroína de la independencia de
México, conocida también por el apodo de la Corregidora de Querétaro.
Nacida
en el seno de una familia de españoles de clase media, Josefa Ortiz de
Domínguez fue bautizada el 16 de septiembre de 1768 con los nombres de
María de la Natividad Josefa. Su padre, Juan José Ortiz, fue capitán del
regimiento de los morados y murió en acción de guerra, cuando ésta
contaba con pocos años de edad. Tras la muerte de su madre, María
Manuela Girón, se hizo cargo de su educación su hermana María, la cual
solicitó su ingreso en el Colegio de San Ignacio de Loyola.
Durante
los años que permaneció en el colegio aprendió a leer, escribir y
nociones básicas de matemáticas, además de lo que se consideraba en la
época que debía aprender una señorita de su clase social, de este modo
aprendió a bordar, coser y cocinar.
En
el año 1791 contrajo matrimonio con el Miguel Domínguez, el cual en
aquellos años trabajó en la secretaria de la Real Hacienda y en la
oficialía del virreinato de Nueva España. Gracias a sus buenas
relaciones con el virrey Félix Berenguer de Marquina, Miguel Domínguez,
fue nombrado Corregidor de Querétaro en el año 1802. Durante estos
primeros años de matrimonio, Josefa por su parte se hizo cargo de las
labores domesticas y de la crianza y educación de los dos hijos de su
esposo, puesto que Miguel era viudo cuando contrajeron matrimonio. Todo
parece indicar que la pareja fue feliz y durante los años que
permanecieron casados tuvieron doce hijos.
Además de
estas labores domésticas, Josefa Ortiz de Domínguez se mostró muy
identificada con los problemas de la clase social de los criollos, a la
cual pertenecía por ser descendiente de españoles; ya que a pesar de las
reformas realizadas tras la llegada de los Borbones a España (1700), se
perpetuó la tradición de que fueran españoles, nacidos en la península,
los que ocuparan los altos cargos de la administración virreinal y del
ejército, relegando así a los criollos a los puestos secundarios.
Josefa
defendió sus intereses de clase y también se hizo eco de las
reivindicaciones de indios mexicanos, los cuales vivían en condiciones
lamentables. Por este motivo durante toda su vida, intentó que se
reconocieran los derechos de los indígenas y además aprovechó su
posición, como mujer del corregidor, para llevar a cabo numerosas obras
de caridad.
En 1808 se produjo la invasión
napoleónica de España, la cual tuvo como consecuencia el inicio de la
guerra de la Independencia y la formación de las juntas de gobierno,
ante la ausencia de Fernando VII. Las noticias llegadas de España en
1808 parece que iniciaron el movimiento independentista de México, ya
que tras las primeras muestras de apoyo al rey comenzó a fraguarse en
algunas mentes la idea de separarse totalmente de España.
Tras
un intento fallido del virrey para formar una junta de gobierno
independiente se produjeron las primeras conspiraciones destinadas a
acabar con el orden establecido. Miguel Domínguez, como corregidor,
apoyó al virrey en su decisión de formar una Junta de gobierno, pero
ante la imposibilidad de llevar estos planes a la práctica, se hizo
partidario de los ideales independentistas, parece que a instancias de
su mujer, que se convirtió en una firme colaboradora del movimiento.
Así,
tras los primeros momentos de confusión, cada vez se hizo más claro
para muchos, la necesidad de construir en México un Estado en el que
imperaran los valores democráticos. Esto influyó notablemente en el
matrimonio Domínguez, que abrió su casa a unas hipotéticas reuniones
literarias, aunque en realidad se mantenían reuniones de carácter
político, con posterioridad en ellas se tomarían decisiones para iniciar
el movimiento revolucionario en la zona, bautizado tiempo después como
la conspiración de Querétaro.
A estas reuniones
políticas en casa de los corregidores, acudieron algunos de los más
famosos revolucionarios de los primeros momentos de la independencia
mexicana, como es el caso de los capitanes Arias, Aldama e Ignacio
Allende, el cual parece que fue pretendiente de una de las hijas de
Josefa.
El 13 de septiembre de 1810 se informó al
juez eclesiástico Rafael Gil de León, que se estaba preparando una
conspiración en Querétaro para proclamar la independencia de México,
puesto que se estaban almacenando armas en las casas de los
simpatizantes del movimiento revolucionario. Rápidamente dicho juez
informó al corregidor Domínguez para que interviniera en el asunto.
Juan Aldama
(San Miguel el Grande, actual México, hacia 1769
- Chihuahua, id., 1811) Patriota mexicano. Miembro de una hacendada
familia criolla, siguió la carrera militar en el ejército español y
llegó a ser capitán de caballería del Regimiento de la Reina.
Sin embargo, la injusticia del sistema mercantilista
español, que impedía el comercio de México con cualquier otro país que
no fuera España, y la marginación de los criollos de los altos cargos de
la administración colonial y del mando del ejército, en manos
exclusivamente de españoles llegados de la península Ibérica,
convencieron a Juan Aldama de la necesidad de rebelarse contra la
metrópoli, ideal compartido por la mayor parte de los miembros de la
aristocracia criolla mexicana.
Como su hermano Ignacio Aldama,
tomó parte en la conspiración de Valladolid (1809) y en las juntas
secretas de Querétaro y de San Miguel (1810). Partidario del
levantamiento dirigido por el cura Miguel Hidalgo,
quien, el 16 de septiembre de 1810, proclamó la independencia de
México, Juan Aldama asumió la dirección militar de los sublevados, con
el grado de teniente general. Participó en la batalla de Monte de las
Cruces y en el asalto de Guanajuato.
A pesar de las victorias iniciales, la primera
revuelta secesionista mexicana pronto comenzó a debilitarse a causa de
la superioridad militar de las tropas españolas. En efecto, los
insurrectos, mal armados y poco disciplinados, fueron derrotados por el
ejército realista de Calleja en Aculco (7 de noviembre de 1810) y en
Puente de Calderón (16 de enero de 1811).
Ante la imposibilidad de continuar el avance
sobre Ciudad de México, Juan Aldama decidió retirarse hacia el norte,
pero fue hecho prisionero por los españoles en Acatita de Baján, junto
con otros líderes revolucionarios, como Ignacio María de Allende. Acusados de traición, todos ellos fueron fusilados en Chihuahua, el 26 de junio de 1811.
Ignacio Allende
(Ignacio María de Allende y Unzaga; San Miguel
el Grande, actual San Miguel de Allende, Guanajuato, 1769 - Chihuahua,
1811) Militar independentista mexicano, uno de los más destacados
protagonistas de la primera fase de la insurrección que conduciría a la
independencia de México. Tras una serie de victorias y derrotas, debidas
en parte estas últimas a las carencias estratégicas de Miguel Hidalgo,
asumió el mando de las huestes insurgentes cuando la sublevación ya
había sido prácticamente aplastada.
Ignacio Allende era un criollo de buena familia,
diestro en las artes de la caballería y de carácter fuerte. En 1795
ingresó por vocación en el ejército, donde recibió una sólida formación y
obtuvo el grado de capitán en 1797. En el cantón de Jalapa, Ignacio
Allende conoció a otros criollos con los que compartió sus ideales
políticos de descontento contra el Gobierno español. A finales de 1809
el Gobierno virreinal descubrió una gran conspiración en Valladolid (hoy
Morelia) e intentó desmantelar el movimiento independentista, pero
Allende estableció contacto con una ramificación importante en
Querétaro, en la casa del corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz.
Por uno de los participantes, el oficial Joaquín
Arias, la conspiración fue descubierta. Ignacio Allende fue avisado
oportunamente y pudo advertir a otro conspirador, el cura de Dolores Miguel Hidalgo y Costilla,
que decidió adelantar la rebelión. En la madrugada del 15 al 16 de
septiembre de 1810 se convocó a todo el pueblo a toque de campana para
tomar las armas. Un gran contingente de criollos e indígenas marcharon
hacia San Miguel, y en Atotonilco el cura Hidalgo adoptó el estandarte
con la Virgen de Guadalupe como insignia.
El 28 de septiembre tomaron Guanajuato,
defendido por el intendente realista Antonio Riaño. En Guanajuato los
insurgentes, incontrolables, asaltaron ferozmente la alhóndiga de
Granaditas y asesinaron sin piedad a los españoles junto con sus
familias. Ello causó que Hidalgo y Allende se enemistaran entre sí. En
la ciudad de Valladolid, tomada el 17 de octubre, se les unieron más
rebeldes, que se enfrentaron con éxito al ejército realista en el Monte
de las Cruces.
Partidario de una guerra militar y no de las
acciones guerrilleras que propugnaba Hidalgo, Ignacio Allende propuso
entonces ocupar la ciudad de México; pero, ante la perspectiva de otra
matanza, Hidalgo decidió retroceder. En Aculco los esperaban las tropas
realistas de Félix Calleja y Manuel Flon, por las que fueron derrotados.
Allende se hizo fuerte en Guanajuato, pero tuvo que abandonar la ciudad
el 25 de noviembre a causa del asedio del virrey Calleja. De nuevo se
enfrentaron a los realistas en el Puente de Calderón (17 de enero de
1811), en donde los perdedores fueron otra vez los insurgentes.
Tras refugiarse en una hacienda, a Hidalgo se le retiró el mando y el ejército se dividió en dos; uno, con Ignacio López Rayón
al frente, salió hacia Michoacán; el otro partió hacia el norte con
Ignacio Allende y Miguel Hidalgo para buscar ayuda en los Estados
Unidos. Pero en Acatita de Baján, Coahuila, fueron aprehendidos por
Ignacio Elizondo. Se les sometió a juicio y Allende fue fusilado junto
con Ignacio Aldama y Mariano Jiménez. Sus restos descansan en la columna de la Independencia en la ciudad de México.
Nicolás Bravo
(Chilpancingo, 1776 - 1854) Militar y político
mexicano que fue presidente de la República en 1839, entre 1842 y 1843 y
en 1846. Los enfrentamientos entre monárquicos y republicanos
caracterizaron los primeros años de la independencia de México; con la
caída de Iturbide en 1823, cobraron fuerza entonces las disensiones
entre republicanos federalistas y centralistas. Tras atesorar un
merecido prestigio en la lucha contra los españoles y contra Iturbide,
Nicolás Bravo se convirtió en uno de los más relevantes caudillos de la
facción centralista conservadora y llegó a ocupar la presidencia en tres
ocasiones, si bien sus mandatos no excedieron la insoslayable brevedad
de aquellos tiempos convulsos.
Hijo de un rico hacendado criollo, creció en un ambiente
de rechazo crítico a las actuaciones de la corona en Nueva España. Su
padre Leonardo y un hermano suyo participaron en los primeros
levantamientos insurgentes, por lo que en 1810, en plena juventud,
Nicolás Bravo decidió incorporarse a las fuerzas rebeldes mandadas por
su padre, pasando en mayo del año siguiente a servir a las órdenes de Hermenegildo Galeana,
líder insurgente en el vecino Estado de Morelos. Participó en diversas
acciones, tanto en su tierra natal (actuando en la vanguardia del ataque
al pueblo de Chichihualco, donde tenía la hacienda su familia) como en
el Estado de Morelos, pero también extendió sus correrías hasta
Veracruz, distinguiéndose en la defensa de Cuatla, a las órdenes del
general Morelos.
En el desarrollo de estas acciones, Nicolás
Bravo adquirió la reputación de soldado "generoso y magnánimo" (según
don Lucas Alamán), al perdonar la vida y otorgar la libertad a los 300
soldados realistas que en agosto de 1812 habían caído en su poder en San
Agustín del Palmar, cerca del puerto de Veracruz. Se dio la
coincidencia de que poco después recibió la noticia de la prisión de su
padre y la oferta de indulto del virrey si se arrepentía y presentaba.
Nicolás Bravo decidió liberar a los presos en lugar de fusilarlos para
diferenciar la causa de la Independencia de la barbarie virreinal, según
relato del mismo a Lucas Alamán. Algunos autores llamaron a este gesto
"la venganza de Bravo".
Nicolás Bravo fue uno de los oficiales que mayor prestigio y victorias ofreció a los seguidores de José María Morelos,
al que acompañó en la toma de Oaxaca y en el sitio de Acapulco.
Acantonado en Chilapa, siguió desde las tierras del sur las vicisitudes
de la insurgencia y la convocatoria del Congreso de Chilpancingo (que
apoyaría el nombramiento de generalísimo a favor de Morelos), así como
la posterior caída de Morelos tras la derrota de Valladolid y la
dispersión del Congreso.
En los primeros meses de 1817, siguiendo órdenes de la Junta de Xauxilla, arrestó a Ignacio López Rayón,
que se negaba a obedecer la autoridad de la Junta. Poco después se
encerró en Cóporo, que defendió durante algunos meses. Finalmente, se
retiró a reponerse y descansar en la hacienda familiar, cercana a
Chilpancingo, donde fue hecho prisionero a comienzos de 1818. Trasladado
a la ciudad de México, permaneció en prisión hasta que, con motivo del
cambio de régimen y el triunfo constitucional, le llegó el indulto en
1820.
Adherido al Plan de Iguala, reunió una fuerza militar con la que se presentó ante la ciudad de Puebla, sitiada por el general Agustín de Iturbide.
Tras esta acción, Iturbide le concedió el rango de coronel del ejército
republicano. Nombrado Consejero de Estado y miembro de la segunda
Regencia del 11 de abril al 18 de mayo de 1822, asistió a la llegada del
virrey Juan O'Donojú y participó en los primeros enfrentamientos políticos que precedieron a la exaltación de Iturbide como emperador.
Francisco Xavier Mina
(Francisco Xavier o Javier Mina; Idocín, 1789 -
México, 1817) Guerrillero español. Destacó en los dos asedios franceses
de Zaragoza. Unido a su tío, el general Francisco Espoz y Mina,
formó una guerrilla y luchó sin cesar contra los invasores en Navarra,
Aragón y La Rioja, hasta caer prisionero en el asedio de Labiano (1810).
Disconforme con el absolutismo de Fernando VII, después
de un fallido alzamiento contra el monarca español marchó a Londres, de
donde pasó a México a luchar por su independencia. En 1815, agentes de
la insurgencia mexicana en Europa, entre los que se encontraba fray Servando Teresa de Mier,
se pusieron en contacto con el liberal español, que decidió armar una
expedición. El 15 de abril de 1817 desembarcó en Soto la Marina, donde
leyó una proclama a los americanos.
Mina identificaba la lucha de los
independentistas con el combate al absolutismo; en México, sin embargo,
los insurgentes ya no luchaban por la Constitución de Cádiz, y su
iniciativa despertó la desconfianza de algunos. La expedición no duró
mucho; en 1817, Mina fue derrotado y hecho prisionero en el rancho El
Venadito, cerca de Guanajuato. Fue fusilado el 11 de noviembre de 1817.
Guadalupe Victoria
Militar e independentista mexicano (Tamazula,
Nueva Vizcaya, 1786 - San Carlos de Perote, 1846). Su verdadero nombre
era José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix y creció con su tío el
cura de Tamazula, Agustín Fernández. Estudió en el Seminario de Durango y
en el colegio de San Ildefonso de México.
En 1812 se sumó a las fuerzas insurgentes de
Hermenegildo Galeana y cambió su nombre por el de Guadalupe Victoria,
pues se encomendó a la Virgen morena y luchó por la victoria de la causa
insurgente. Destacó durante la toma de Oaxaca y se unió a la tropa de
Nicolás Bravo en Veracruz. Se dedicó a controlar el paso del puente del
Rey, por el que se hizo famoso debido a sus exitosos asaltos a convoyes
militares.
Por ello fue ascendido a coronel y se
encargó de la campaña de Veracruz. Defendió los puertos de Nautla y
Boquillas de Piedras, aunque los realistas consiguieron recuperarlos más
tarde. Victoria inició una estrategia de guerra de guerrillas con
ataques breves pero fulminantes. Además organizó un gobierno en el
territorio que dominaba, fijó impuestos para el sostenimiento de la
guerra, nombró jueces y las condiciones para la creación de una fuerza
marítima. Logró asediar y aislar las ciudades de Córdoba, Orizaba y
Jalapa.Cuando el movimiento insurgente declinó con la muerte de Morelos,
Victoria continuó manteniendo viva la causa. A principios de 1819 se
ocultó, y reapareció en 1821 para apoyar el Plan de Iguala, suscrito
entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero. Se entrevistó con
Iturbide, con el que tuvo diferencias, pues no estaba de acuerdo en el
establecimiento de un imperio sino en el de una república.Cuando en 1823 Iturbide abdicó y marchó al exilio, Victoria formó parte
del Supremo Poder Ejecutivo. Un año después se sancionó el Acta
Constitutiva de la Federación (Constitución de 1824) y se eligió a
Victoria como presidente.Su gestión estuvo encaminada a obtener el reconocimiento de la
independencia mexicana de otras naciones. Obtuvo un préstamo de
Inglaterra y expulsó a todos los españoles. Al concluir su gobierno en
1829 se retiró a vivir a su hacienda de Jobo en Veracruz. Fungió como
senador por Durango y Veracruz de 1832 a 1834, y simultáneamente
combatió rebeliones en Veracruz y Oaxaca, y más tarde sería investido
gobernador interino de Puebla. En 1838 asumió la comandancia general de
Veracruz ante la amenaza de la guerra con Francia. En 1841 contrajo
matrimonio con María Antonia Bretón y Velázquez, pero su salud se vio
quebrantada por un viejo padecimiento epiléptico.
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Agustín de Iturbide
(Valladolid, actual Morelia, 1783 - Padilla,
1824) Militar mexicano, principal artífice de la independencia de México
(1821) y emperador, con el nombre de Agustín I, del nuevo estado
mexicano (1822-23).
La vida de Agustín de Iturbide refleja como
pocas los vaivenes del proceso que condujo a la emancipación de México.
En 1810 condenó la temprana insurrección independentista del cura
Hidalgo, y desde el bando realista combatió y derrotó a sus seguidores.
En 1821 se unió al bando independentista: acordó con Guerrero el Plan de
Iguala y, tras la rápida victoria de su Ejército Trigarante, puso fin a
tres siglos de dominación española. Proclamado emperador con el nombre
de Agustín I con gran júbilo de la población, en 1823 se vio obligado a
abdicar y al año siguiente fue fusilado por los republicanos.
Hijo de un terrateniente español y una criolla noble,
Agustín de Iturbide dejó muy pronto sus estudios en el seminario de su
población natal para enrolarse en el ejército realista a la edad de
catorce años. A los 22 se casó con Ana María Huarte, con quien tendría
seis hijos. En 1810 se negó a participar en la insurrección contra los
españoles dirigida por el cura Miguel Hidalgo, y defendió la ciudad de Valladolid contra las fuerzas revolucionarias; su notable actuación le valió el ascenso a capitán.
Con este nuevo grado, Agustín de Iturbide
combatió a las guerrillas independentistas, y acabó por capturar a
Albino Licéaga y posteriormente al líder que, tras la muerte de Hidalgo
en 1811, había tomado las riendas de la insurgencia: Ignacio López Rayón.
Este logro le valió el ascenso a coronel. Posteriormente fue nombrado
comandante general de la provincia de Guanajuato, donde se distinguió
por su implacable persecución de los rebeldes.
Con la captura y ejecución en 1815 del sucesor de López Rayón, José María Morelos,
la sublevación independentista pareció definitivamente sofocada;
quedaba únicamente como cabeza visible Vicente Guerrero, que se replegó
hacia el sur. Un año después, diversas acusaciones (abuso de autoridad y
malversación) propiciaron que el virrey Félix Calleja destituyera a Iturbide, pero fue absuelto de todos los cargos gracias al apoyo del auditor Bataller.